

Desastres naturales en Hawaii
Hawaii es un verdadero paraíso. No obstante, es vulnerable a ciertos desastres naturales como: inundaciones, huracanes, tsunamis y derrames de lava peligrosos.
En marzo del año 2006, más de treinta días de lluvias torrenciales causaron muchísimos daños por inundaciones y grandes problemas para la salud pública. A continuación, algunos de los desastres naturales que han ocurrido o pueden ocurrir en las islas.
Riadas
Cuando hay lluvias torrenciales, algunas zonas de cada una de las islas hawaianas son susceptibles a que se produzcan estas inundaciones repentinas. Las lluvias fuertes pueden convertir un pequeño y tranquilo río en un río peligroso que arrasa con todo a su paso. Cada cinco años, se pierden vidas por estos fenómenos, incluso algunas personas son arrastradas en sus vehículos por el río descontrolado. Estas lluvias son difíciles de pronosticar con el debido tiempo, pueden darse de repente.
En Hawaii, las riadas son mucho más comunes que otros desastres naturales como tsunamis o huracanes. En octubre del año 2004, una de estas lluvias poderosas provocó una riada en Manoa, un valle de Oahu. Los pisos de la Universidad de Hawaii se mojaron completamente. Aparte de destruir partes de la librería, la riada destruyó por lo menos 60 hogares y causó más de un millón de dólares en daños.
En marzo del año 2006, un período de 6 semanas de lluvias causó inundaciones en diversas partes de Hawaii. En Kauai, una represa se rompió y murieron siete personas. En Oahu, la lluvia fue la causante de que el sistema de alcantarillado de Waikiki rebalse, lo que llevó a que algunas zonas de la isla se contaminen por muchos días.
Huracanes
Las marejadas ciclónicas son un fenómeno causado por una baja presión extrema y vientos fuertes alrededor del ojo del huracán o tifón que hacen que el agua "crezca" a niveles mayores de lo esperado. El Inmenso oleaje impacta en la tierra causando daños importantes en las zonas costeras.
Esta crecida puede provocar inundaciones severas en las zonas cercanas a la costa, especialmente cuando ya en el lugar había marea alta normalmente. Cuanto más fuerte sea la tormenta y más bajas las tierras de la costa, peor será el daño.
Esta marejada es la clase más peligrosa de huracanes. Un ciclón tropical profundo es normalmente diferenciado en términos de la velocidad del viento, pero las inundaciones costeras causan muchas más muertes que los vientos fuertes.
Los botes se separan de sus amarres, postes del servicio público y demás despojos vuelan con el huracán y terminan destruyendo edificaciones que no fueron destruidas por la fuerza de los vientos del propio huracán. Incluso sin la fuerza de los despojos, el agua misma tiene el poder suficiente para destruir.
Dos huracanes, (Iwa e Iniki) dejaron desolación y muerte a su paso por el estado. El huracán Iwa azotó las islas de Niihau, Kauai y Ohau el 23 de noviembre del año 1982. Fue un huracán de categoría 1 en la escala de huracanes de Saffir-Simpson. Iwa fue el mayor huracán que sufrió Hawaii desde que se convirtió en estado, en 1959. El huracán Iniki fue el huracán más poderoso y destructivo que azotó a Hawaii en su historia. El ojo del huracán devastó la isla de Kauai el 11 de septiembre de 1992, y fue un huracán categoría 4, causando seis muertes y alrededor de 1.8 billones de dólares en daños.
Tsunamis
Hawaii es el estado norteamericano que tiene mayor riesgo de sufrir un tsunami. Se registran por lo menos uno al año. Cada siete años, se registra uno de gradual importancia. En la madrugada del 1 de abril de 1946, un terremoto con una magnitud de 7.8 ocurrió en las islas Aleutian, en Alaska.
Casi cinco horas después, a las 7 a.m.; el tsunami más grande y destructivo sin precedentes en las islas terminó con la vida de 159 personas. Muchos eran curiosos, incluso escolares, quienes se aventuraron en la zona coralina expuesta a las grandes olas, desconociendo que la marea baja y el retroceso del agua eran una señal del cercano tsunami. No fue posible alertar a los habitantes.
Los daños de las propiedades fueron aproximadamente de 26 millones de dólares. En Molokai, las olas fueron de 16.5 m (54 pies) y en un valle de la gran isla llamado Pololu, 16.8 m (55 pies). El agua en algunas áreas penetró unos 800 m de tierra.
Los tsunamis están asociados con los terremotos en el océano y las costas. Cuando ocurre un terremoto, la energía generada viaja en todas las direcciones desde su fuente. Detectar un tsunami es muy difícil.
Los tsunamis, al ser generados por terremotos, viajan a velocidades variables. La más rápida puede alcanzar los 645 - 805 km/h, (400 - 500 mph). En el océano abierto, el tsunami alcanza una altura mínima, imposible de notar por los barcos que rodean el área. Una vez que llega a las aguas poco profundas, éstas retroceden y se forman las grandes olas. Los tsunamis azotan las costas en una serie de olas, la más poderosa de ellas no es la primera, ni la última.
Las olas que conforman el tsunami se diferencian ampliamente de las que son generadas por los vientos que, sin duda, muchos de nosotros hemos observado en las playas. Los tsunamis en aguas profundas pueden tener una longitud de onda mayor a 482 km (300 millas) y una duración de una hora aproximadamente.
Estas son totalmente diferentes de las olas tubo de California, que normalmente tienen una longitud de onda de 100.5 m (330 pies) y un período de alrededor de diez segundos. Cuando un tsunami alcanza las zonas de menor profundidad, puede bajar la marea y la energía de la gran ola se incrementa destruyendo todo a su paso.
Arrecifes de coral, bahías, ríos, características del fondo oceánico y la bajada de marea pueden ayudar a modificar el tsunami en su aproximación a la costa. Las olas del tsunami rara vez rompen en la costa. Algunas veces pueden romper lejos de ésta.
En ocasiones, el tsunami puede formar una ola pronunciada si avanza desde una zona profunda hacia una bahía o río. La primera ola puede no ser la más poderosa en la serie de olas.
Algunas zonas costeras pueden no sufrir grandes daños, mientras que en otras, las olas pueden ser violentas y poderosas. La inundación puede extenderse tierra adentro 305 m (1.000 pies) o más, cubriendo extensiones de tierra no solamente con agua, sino con los desechos y restos que ésta acarrea. Las olas tienden a trasladar objetos y personas mar adentro cuando se repliegan.
Volcanes
Existen distintos eventos causados por actividad volcánica que pueden ser muy peligrosos para la vida y las propiedades. Entre ellos podemos nombrar ríos de lava, lahares (aludes de lodo), lluvia de cenizas, avalanchas de desechos y flujos piroclásticos.
La roca fundida o magma que es vertida en la superficie terrestre se denomina: lava. Cuanto mayor porcentaje de silicio contenga la lava, más viscosa será. La lava baja en silicio puede avanzar más rápido, de 16 a 48 km/h (10-30 millas/h), lo que forma corrientes de lava que pueden ser angostas o amplias y que se extienden por varios metros.
Entre 1983 y 1993, las corrientes de lava basáltica que fluyeron del volcán Kilauea, en la gran isla de Hawaii, destruyeron cerca de doscientas casas y la autopista que bordeaba el lado sur del volcán. Uno de los peligros más significativos de las erupciones es la capacidad de quemar y enterrar todo a su paso.
Las corrientes de lava pueden hacer que las represas desborden o se rompan, causando inundaciones. Algunos métodos para controlar el avance de la corriente de lava incluyen: construir barreras de contención y canales para desviar el paso de la lava, enfriar la fuente con agua, o desestabilizar el avance de la lava con explosivos.
Los volcanes (volcanoes) emiten gases durante las erupciones. Incluso cuando no está en erupción, las grietas en la tierra permiten que los gases escapen a la superficie. Los gases volcánicos más comunes son vapor de agua (90%), dióxido de carbono, hidrógeno, dióxido de azufre y sulfuro de hidrógeno. El dióxido de azufre puede reaccionar con los vientos y permanecer en la atmósfera causando lluvia ácida, lo que deriva en la corrosión y deterioro de la vegetación.
El dióxido de carbono es más pesado que el aire y tiende a acumularse en letales concentraciones que pueden causar que animales y personas sufran asfixia. Las grandes erupciones inyectan dióxido de azufre en la estratósfera, y cuando se combinan con agua forman ácido sulfúrico. Por los rayos del sol, las partículas de ácido sulfúrico pueden bajar la temperatura de la superficie de la tierra algunos grados. También aceleran la destrucción del ozono liberando cloro y nitrógeno a la estratósfera.